CONGLOMERADO CULTURAL

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viernes, 26 de marzo de 2010






EMPEDERNIDAMENTE NO-ALCOHÓLICO

Por Nicolás Hidrogo Navarro





(Inspirado y dedicado al corruptor alcohólico terminal José Rodrigo Avendaño más conocido en el mundillo del arte como Josefo).

Decididamente me metí a la literatura con zapatos y todo a partir de un verano de 1992, estando recién en la UNPRG-Lambayeque estudiando Literatura, inducido por un premio recibido en cuento del concurso Lundero que promovía el diario La Industria de Chiclayo-Trujillo. Claro que todo eso tuvo sus antecedentes en mi época escolar y colegial en Bagua Grande hace unas tres décadas atrás.
Desde entonces he efectuado más pases de verónica de botellas que Manolete: vasos de toda bebida alcohólica: chicha vinagre, racumín, cerveza, pisco barato, whisky bamba, calientitos adulterados, menjunjes verdosos, jarabes espesos y babosos, etc. Todos ellos venidos en nombre de la literatura y con la finalidad de parecerme y ser “parte del grupo o la cofradía de poetas lambayecanos”. Empedernidamente decidí estar en el grupo, pero faltando al código de parecerme en todo menos en borrachín. Jamás nadie entenderá que más que fuerza de voluntad ha sido mi tozudez de soportar todo miramiento e insulto murmurado entre dientes: “curita”, “evangélico”, “sobradón”, “santurrón”, etc., pero es más, las frases filosóficas de antiantología que he cosechado son más: “El que no bebe alcohol no es buen poeta”, “Para inspirarse como Rimbaud o Baudelaire hay que ser alcohólico”, ¿Qué hubiera sido de Edgar Allan Poe si no existiera el trago”, “Hemingway no hubiera recibido el Nobel si no hubiese sido alcohólico”, “Rubén Darío no sería el padre del Modernismo sin alcohol”, “No existiría la poesía ni los poetas sin alcohol”, “Lo que importa es la poesía no el poeta”, “El poeta debe ser amoral y no importarle lo que el mundo diga de él, sino de su poesía”, “La poesía existe porque existen los despechados y el alcohol”, “El alcohol, es el combustible de la inspiración poética”, “Con el trago todo se arregla, las penas y hasta los poemas feos hechos en sobriedad”, “El que no toma trago es maricón y hay que marginarlo del grupo” , etc., Toda esta retahíla de barrabasadas se han constituido en la filosofía orientadora y gurú del quehacer poético de muchísimos poetas aquí por Chiclayo. Como tengo una coraza de autoestima y determinación más dura que un Panzer alemán, he dicho durante casi veinte años, ¡¡¡no bebo, paso!!!”. He sido testigo in situ cómo imberbes diletantes, aprendices de poetas que han pretendido penetrar o estar en una noche con “los poetas”, han terminado a la primera de bastos como trompitos locos y metamorfoseados y hablando como unos posesos en trance diabólico azul en plena avenida Balta cuadra tres, en el ex Calzoncillo, La Chotana, etc., que de escucharlos sus padres o familiares no los reconocerían. He sido testigo cómo una mancha de diez o veinte borrachines han arrinconado a un novel que quería “pertenecer al grupo poético tal o cual”, obviamente su pasaporte de ingreso era recibir el vaso y la botella y amanecerse. Esa iniciación metílica los marcó y la siguen pagando caro: convertirse en borrachines sociales para ser parte de la cofradía lírica.
Es más, parte de la filosofía báquica de los borrachines de este lado norte del Perú, no se contenta con tomar como pretextos para iniciar la jarana en cualquier día de la semana, hora del día, la noche o la madrugada como: “El que a alguien se le ocurra el nombre de un poemario o cuento sin que aún esté escrito, ¡trago!”, “El que se dé la nominación y posterior noticia de los ganadores del Nobel de Literatura, ¡trago!”, “El que el Jerjes de la poesía lambayecana haya ingresado a la imprenta su libro, ¡trago!; el que su libro le falte una semana para que le entreguen, ¡trago!; el que haya salido el texto hoy de la editorial, ¡trago”; el que hoy se sea su presentación, ¡trago!; el que haya aparecido una nota en La Industria o Caretas, ¡trago!; el que haya salido a vender a los colegios o universidades y nadie le haya comprado, ¡trago!”, el que a mi compadre Josefo lo hayan denominado como mejor escultor de santos en serie del cementerio El Ángel, ¡trago!; etc. Hay una especie de orgullo y de fanfarroneo de éxtasis de ser borrachín exhibicionista. Se cuenta como una faena tauromáquica o como la noticia de un ingreso a una universidad o aumento del sueldo: “Pucha, anoche me gasté cien nuevos soles en chupa, (claro aunque al día siguiente no haya ni para el pan de la familia)”, “Por fin anoche le gané a Luishino en Monsefú, por un balde más de chicha pata de toro en La cuetera”, “Ayer le gané a Juan Boyd en la plazuela tomando racumín, se me durmió el Flaco en la banca buitreando”, etc.

Aquí en Chiclayo, de cada diez autodenominados poetas, 9.5 son alcohólicos (claro ellos jamás lo reconocerán, pues la palabra alcohólico no sólo le suena a insulto, sino un sacrilegio entre los poetas, recién cuando están en la lona y a días de morir lo reconocen y se dan cuenta de su enfermedad, demasiado tarde la cirrosis ya les perforó y sancochó todo lo que antes era hígado y tripas).
Un poeta, desde el momento en que escribe y publica un texto, es un hombre público, lo quiera o no. Sus poemas, cuentos o ensayos, al enajenarlos, se convierten en un producto consumible por grandes o chicos, y aunque quiera parecerse al propagandista Oscar Wilde o al anacoreta compulsivo J.D. Salinger, si tiene calidad, su vida e imagen siempre será socializada y estará en el ojo de todos. No habrá vida privada para el poeta, como para cualquier artista –sólo probablemente en el baño a la hora de hacer su necesidad- y por lo tanto debe saber manejarse, por supuesto no como cura o un dechado de virtudes y valores, porque un poeta es un ser humano con defectos y virtudes. Pero un poeta debe estar a la altura de su texto. No puede ser que el contenido de tus tiernos y estéticos poemas, terminen afeados por tus conductas antagónicas. Tus lectores –aún más los escolares- te idealizan y quieren conocerte porque haz proyectado una imagen de tu texto. No me imagino a un Juan Ramón Jiménez, agarrando a palazos a un tierno e indefenso “Platero” en la vida real. No concibo a un Arguedas o Ciro Alegría lanzando injurias y vituperios contra el indio o el cholo, por su condición social o étnica. No me imagino a un Neruda siendo un misógino y a Charles Dickens un misántropo. Eso sería incongruencia total, un ser postizo que escribe una cosa y hace otra. Por supuesto, que los ejemplos negativos abundan, pero si un poeta es símbolo de belleza y creatividad, no puede acercarse al filo de la depravación, la sordidez, las esperpentez para llamar la atención o creer que así pasará a la inmortalidad. Ni Hemingway, Rubén Darío, Chocano, Miller, Poe, Verlaine, Baudelaie, Rimbaud, Píndaro, Salinger, Wilde, han pasado a la inmortalidad literaria por borrachines o falladitos, sino por su talento y genialidad literaria.

COLOFÓN
No bebo no sólo porque el alcohol sea amargo para mi garganta diabética acostumbrada al dulce, sino porque estupidiza la inteligencia humana, te hace esclavo y débil, cuando estas ebrio hablas torpezas y sandeces que te pintan como un ser ridículo y aflora tu putrefacción humana –lejos de remediar cualquier depresión o tristeza, te hace adicto a ella y te lleva rapidito al hueco-.
No bebo alcohol porque no creo que sea una justificación o estimulante para inspirarte y llegues a ser mejor poeta o narrador.
No bebo alcohol porque no quiero pasar a engrosar una estadística de alcohólicos anónimos.
No bebo alcohol porque no me hace ni bien económicamente ni en salud al día siguiente a la hora de trabajar.
No bebo alcohol porque no quiero que mi familia alguna vez tenga que pedir limosna para enterrarme y deba gestionar una miserable pensión conseguida por pena y sentido humanitario cuando esté postrado y llorando desgraciadamente.
No bebo alcohol porque no quiero que el grupo Backus & Johnston siga enriqueciéndose a mi costa y los gobiernos de turnos se carcajeen del triste espectáculo que dan su dopados y marginales poetas borrachines.
No bebo alcohol porque un trasplante de hígado para un cirrótico cuesta alrededor de 50,000 dólares y ni pidiendo colaboración entre todos los poetas del Perú alcanzaría para comprarme la décima parte de este órgano vital.
No bebo alcohol porque la literatura – es en mí- una pasión irrefrenable por la lectura y la creación y no por el alcohol.

VALORES Y CONTRAVALORES EN LA LITERATURA




Por Nicolás Hidrogo Navarro






La relación entre literatura y educación, profesor y escritor, texto literario y valores, con los autores que no se encuentran beneficiados en la selección oficial de autores leídos en la programación oficial, siempre ha sido tiranuela y contraproducente. Una manera de patear el tablero del inconformismo y de la repulsa a la exclusión, es ser cada vez “más maldito y esperpento” y generar una corriente de antivalores, disoluta o contracultural (llevar una vida perdularia de excesos, exhibicionismo alcohólico, vicios y escándalos callejeros, macular la imagen cuando más maldita mejor, remar contra la corriente, “hacer lo que se venga en gana”, prostituir los valores, apologetizar todo lo obsceno, chabano, enfermizo, procaz, lúbrico e ignominiar el espíritu y la naturaleza del escritor como sinónimo de rebeldía autodestructora, perdición y ahorcamiento mental y espiritual.

A) Aspecto pedagógico: Literatura y educación

Pedagógicamente, todos los que hemos tenido la oportunidad de pasar las cuatro etapas de la formación educativa, desde la escuela hasta el postgrado, al leer y conceptuar la actividad lectora nos hemos formado con la idea que la literatura sirve para edificar el espíritu humano a través de los paradigmas axiológicos, ensanchar el universo verbal a través del torrente lingüístico y sintáctico de los escritores y regocijarnos con la estética de la palabra bellamente trabajada, para diferenciarla del lenguaje subestándar o coloquial que utilizamos diariamente.
Esto tiene su correlato mismo en la selección apropiada de los autores oficializados que se incorporan como lecturas ad doc porque cumplen ciertos requisitos:
a) Autores cuyo discurso literario lleve mensajes relevantes y edificantes para el niño, el joven o adulto y que construyan en su mente e imaginario e inconsciente personal y colectivo, a través de la estética, una cosmovisión optimista del mundo a pesar de sus adversidades.
b) Obras cuyo contenido temático refleje la visión de la realidad y la fantasía recreada del universo y sociedad globalizada, para extraer lecciones educativas, moralejas, mensajes y enseñanzas que hagan reflexionar, analizar e interpretar al estudiante sobre su realidad existencial en búsqueda de una lectura metacognitiva para transformar el mundo y recrearlo mejor.
c) Que la intencionalidad estética del autor permita construir modelos de comunicación metalingüística, influencia de estilo y generar empatías y emulaciones hacia los alumnos para animarlos no sólo al disfrute y valoración de la lectura y el autor, sino a la producción de sus propios textos literarios y científicos.


Este aparente direccionamiento impositivo de obras y autores literarios, puede resultar arbitrario, cuando mayoritariamente los autores que están en la programación en un 92% ya no están vivos; y, en el grueso de la caballería de escritores y poetas vivos sólo un 3% represente esta inmensa totalidad de los autores que se han quedado al margen de la oficialidad de lectores del sistema educativo. Que tiene importancia esto, claro. El peruano sólo lee mientras es estudiante y todo ello de manera condicionada por una nota o aprobación de una asignatura. Así que la utopía de dejar al alumno al libre albedrío de dejémosle leer lo quiera y cuando pueda, funcionalmente no es una opción en una idiosincrasia remolona, díscola y del menor esfuerzo. En una sociedad como la nuestra funciona en el sistema educativo escolar “una dictadura de la lectura”, lo cual no suena muy bien democráticamente. De la misma manera que una familia tiene que ponerse firme con sus hijos para imponerle una educación bien aprovechada enviándolos a la escuela cada mañana, pues si fuera opcional nuestros chicos y chicas no asistirían voluntariamente a cargarse de responsabilidades y aprender con esfuerzo y dedicación.


En el currículo formativo de educación secundaria y superior, el menú literario no sobrepasa los 82 autores entre mundiales (41%), hispanoamericanos (26%) , peruanos (29%) y regionales (4%). Esto puede constituir una injusticia contra muchos buenos autores que cumplen los requisitos arriba señalados, por ello es importante que las propuestas de los autores nazcan no solo de la sociedad de escritores, sino también de lectores.

Tengo la profunda sospecha que en el Perú hay más libros que lectores. Que de haber una moratoria de diez años de no edición de más textos, estos todavía no se terminarían de leerse aún si se empieza a hacerlo desde esta noche y cada cinco horas de lectura promedio diarias.

Se estila el cliché que la obra es el reflejo del autor y el autor es reflejo de su época. En parte es mitad verdad y mitad construcción ideal sobre el autor que lleva una vida de ficción en su voz poética y otra en su yo mundano. Esta incorrespondencia ha devenido en varios cuestionamientos de la vida misma nada ejemplar de algunos autores que se condicen y contraponen a su texto poético. En educación esto sí importa, porque a través de la literatura no sólo se debe aprender a leer y a escribir, valorar y juzgar una obra, sino fundamentalmente educar el espíritu y humanizar al hombre. Porque en educación hay una premisa y columna vertebral: se educa con el ejemplo.

B) Aspecto creador: Creador e incorrespondencia obra y vida

La crisis social, educativa también ha afectado a la cultura literaria. El paradigma de los noveles escritores –y parte de escritores noventeros- no es parecerse a un portentoso escritor como Lope de Vega único espécimen en su género como creador prodigioso, un asombroso Voltaire polígrafo, un inconforme Malebranche en la refundición de su texto, un poderoso Honorato de Balzac en su febril fecundidad novelística, un virtuoso del verso en Garcilaso de la Vega el español, un erudito oceánico como un Juan Pico de la Mirandola, un afiebrado loco productor de novelas de aventuras como Emilio Salgari, un Gustave Flaubert prodigioso en su estructuración narratológica, un apasionado de la intriga como Henry Miller, un William Faulkner potente en sus descripciones, un Walt Whitman universal y descollante en sus metáforas, un ingenioso sin igual del hipérbaton como Luis de Góngora y Argote, un Thomas Stein Eliot cerebral, etc. Prefieren idealizar y emular (en sus aspectos sórdidos, en los renglones torcidos y defectuosos muchos, no en el literario) a un degenerado total como Charles Bukowski, a un antisocial J.D. Salinger, a un pobre y triste Edgard Allan Poe, un experimentalista del fracaso comercial y traficante de armas como Jean Arthur Rimbaud, un prostibulario como Charles Baudelaire, etc. Todos ellos con innegables dotes y genialidad literaria de las que debemos tomar parte, pero de vida para pasar al olvido y a la elipsis en el campo educativo y formativo. Todos ellos son los héroes de varios de nuestros escritores actuales. No sólo quieren emularlos y parecerse o excederlos, sino que quieren vivir y morir así: alcohólicos, sifilíticos, abandonados, suicidas, orates, atropellados toreando combis, colgados de una viga, etc. ¿Si este es el ideal y paradigma de nuestros noveles escritores, qué podemos esperar de su producto estético, de su actitud ante la vida y sociedad, emulando a antihéroes, qué podemos esperar de sus mensajes subliminales y sus paradigmas argumentales? Sólo perdición, suicidio, homicidio, paranoia, psicosis, bukkake literario, esquizofrenia, rebeldía atronadora, demencia apocalíptica, depresión y suicidio colectivo. Si no, haga Ud. Un recuento de las denominaciones de los círculos o grupos literarios de los últimos veinte años, más parecen nombre de pandillas delincuenciales, alusiones de sectas oscuras y macabras, denominaciones de yacuzas, nombres de lumpen de presidio, insignias de pirañitas de barrio malogrado. Si el sistema social, político me agrede, me discrimina, me ningunea, ¿yo debo para defenderme de todo esto agarrar una chaveta y chuzarme desde los pelos, pasando por la cara, la lengua, la epiglotis, el abdomen, el pene, las piernas y las pezuñas escribiéndome la palabra “malditazo”, debo cañonearme con veinte tiros de marihuana, debo despacharme una cisterna de alcohol para protegerme todos los días en señal de protesta contra el sistema? Ese tipo de literatura y seres descarriados fulminantemente desneuronados en el sistema educativo no entra jamás. Tienen derecho todos los escritores y poetas que se consideren paranoicos u orates armar su club mundial del holocausto de la neurosis, de publicar sus obras, armar sus bacanales, hacer efecto terapia de sus demenciales actitudes, pero no tienen derecho de contaminar a la humanidad con sus noias, sus poses maniaco-depresivas, retorcidas mentalidades y negras pretensiones y hacer creer a los demás que esa es la tendencia mundial del sublime acto de escribir.

CINE EN LA SELVA DEL PERU-EL DÍA QUE BRUCE LEE, CLINT EASTWOOD Y JOHNNY WEISSMÜLLER SE BATIERON A DUELO EN BAGUA GRANDE














UN RACONTO: EL CINE EN LA SELVA DEL PERÚ: 1978


EL DÍA QUE BRUCE LEE, CLINT EASTWOOD Y JOHNNY WEISSMÜLLER SE BATIERON A DUELO EN BAGUA GRANDE


Por Nicolás Hidrogo Navarro
(Le dedico este cariñoso y nostálgico recuerdo
a mi padre, hoy gravemente enfermo.
Hoy no pude más con todas las melancolías
y tuve que expulsarlo
después de 32 años metido en mi cerebro).





Era un sábado de junio de 1978 en la tórrida ciudad de Bagua Grande. Tres cines coincidieron ese día en dar un menú fílmico imperdible y altamente competitivo.
Los cines de los sábados eran llenos totales en las zonas de ceja de selva del Perú. La televisión no llegaba aún (recién en 1981 todos se arremolinaban ante una caja que podía ofrecer imágenes en el día o la noche, allí empezó una agonía económica para esta industria y se perdió la magia del esperar pacientemente a las 7.30 p.m. para entre todos, socializadamente, ver una película después de una agotadora jornada laboral). Los entretenimientos de las revistas de los comics de la época (Tarzán de Edgar Rice Burroughs, las novelitas de cowboys de Marcial Antonio Lafuente Estefanía, y toda la retahíla de títulos de héroes de la época como Tamakún, Flash Gordon, Supermán, Batman, Kalimán, Águila Solitaria, Santos el enmascarado de Plata, Blue Demon, Juan sin Miedo, Valiente, actuaron como propagandistas naturales para pasar de la imagen fija a la magia del cine).

El Cine Dora, regentado por un tal Calincho Chinguel, era un cine en realidad rodante con una máquina negra movible, viajera, que hacía un circuito de proyección desmontable por Pedro Ruiz, Naranjitos, Chachapoyas, Rodríguez de Mendoza, Bagua Chica, Jumbilla, etc. Pero Bagua Grande era su fuerte con algo de 15,000 almas en la época. Caracterizado por pasar las películas más antiguas en un ecran de lona blanquecina desmontable y amarrada a dos postes, de 7 x 4 mt. Cobraba 20% menos que los demás cines y era por así decirlo más popular y más muchachero. Utilizaban unas sillas desplegables tipo circo. Se ubicaba en el coliseo deportivo de Bagua Grande, propiedad del Club Deportivo Utcubamba, colindante en el Puesto de la Guardia Civil, en plena avenida Chachapoyas. Su capacidad era para unas 300 ó 400 personas porque cuando se llenaba sólo el 20% de los espectadores estaban sentados, el resto de la muchachada estaba dispersos en las tribunas del coliseo, en el suelo o arrecostados en las paredes.
El Cine Tropical se ubicaba a unos metros laterales del Dora y movía el tremendo aparato anegruzcado un tal Ramón, un sujeto de poco hablar, engestado todo el tiempo, vestía pantalón palazo, unas camisas encopetadas y guayaberas, de colores parduscos, una gorrita de jóquey. Desde las 6.30 p.m. estaba un parlante con música de Leo Dan con “Esa pared”, los Pasteles Verdes con “Hipocresía”, Los Ángeles Negros con “El reloj”, Rabito con “Estrechándote”, Javier Solís con “Esclavo y amo”, Los Belkings con “Tema para jóvenes enamorados”, Los Doltons con “El último beso”, Los Pakines con su “Amor y fantasía”, Roberto Carlos con su “Amada amante”, Los Bee Gees con “Saturday Night Fever”, Tina Charles con “"Love Me Like A Lover", etc. Una caja metálica de 50 x 50 cm. escupía estas melodías hacia toda la calle polvorienta y la soporosa noche. Cuadrada, de color topacio con múltiples abolladuras por pedradas de los cinéfilos cuando este chilloneaba o se cortaba la función inesperadamente: el parlante pagaba el pato. Cuando iba a empezar la función lo trasladaban de la entrada hasta el fondo donde todo el mundo miccionaba entre los ladrillos y salpicaba al parlante porque no había baño. Era un cine fijo y su ecran era una pared blanquecina enlucida con yeso de Mórrope de 7 x 3.5 mt. Utilizaba unas hileras de bancas séptuples y tenía una capacidad para unas 100 personas. Pasaba las películas ultimitas y su especialidad eran las de Kung-fu, western, terror y porno. Allí zapateaban las caravanas artísticas de El Indio Mayta, La Pastorita huaracina, El Jilguero del Huascarán, Los Reales de Cajamarca, El Comunero de los Andes, Los Tucos de Cajamarca y alguna vez una chiclayana blanquiñosa de El Tamarindo hizo un reñido y morboso strip tease con luces rojas que escandalizó a todos. Aún no puedo sacar de mi mente la imponente y descomunal figura de una vedete nacional en camino al Cine Tropical, pasando a un metro de distancia de mis desorbitados ojos a lo La Zorra y el Cuervo y la propia baba del Eugenio de Condorito: Amparo Brambilla. Vestida ella con una malla negra licrada, unas botas altas de rocanrolera, maquillada con colores de pavorreal, fumando su cigarro Winston y mostrando todo su derrier de infarto. Todo el mundo quedó estupefacto con esa descomunal mujer, única por esos lugares, parecía una extraterrestre a su llegada con lentejuelas y cubretodo negro.
El Cine Grau estaba en plena avenida Chachapoyas pero distante casi a medio kilómetro de ambos cines del pleno centro. Era el más grande y se especializaba en películas hindús, de misterio, policiales. Era el único de dos pisos y disparaba sus imágenes con un tremendo maquinón desde unos 30 metros contra un ecran de 15 x 5 mt. Tenía una capacidad para unas 200 personas con cuatro hileras de bancas séxtuples. Era el más costoso, pero protegía totalmente de la lluvia a todos los espectadores, en una zona tan impredecible y pluviosa como Bagua Grande. Cuando no había películas allí hacían tronar sus guitarras eléctricas, sus timbales y sus órganos “Los Mirlos de Moyobamba”, “Los Cuervos de Rioja”, “Los Pakines”, “Los Pasteles Verdes”, etc. El maquinón de media tonelada de peso de ese cine era manipulado por un diminuto jorobado con camisa amarillenta y pantalón rata, nariz aflechada y de sonrisa gargantualesca. Jamás supe su nombre ni nadie lo sabía. Yo un curioso empedernido y memorioso no puede saberlo, hasta hoy.

La noche estaba muy bullanguera con harta cachema frita de los Santamaría que trasminaba por toda la avenida, cebada helada, helados de hielo, canchita, maní confitado y anticuchos de corazón, después de un día de 41Cº. Por la mañana aún seguía lloviendo, pero todos estábamos acostumbrados a que el sol seque el fango en un par de horas. Muy temprano apareció la cartelera de las películas, en los tres postes, uno tras otro, entre la Av. Chachapoyas y la calle José Santos Chocano. Todos nos arremolinábamos y la verdad que esas tres películas en un mismo día era un imposible verlas o dejar de verlas. A las cuatro de la tarde empezaron a salir los pregoneros en carros: Los del Dora dejaban oír el clásico grito de Tarzán (aaaaaaaauuuuuuuuuaaaaaaaaaaa); los del Tropical, ponían a todo volumen esa legendaria banda sonora inmortal de Bruce Lee que con tan solo escucharlo a uno se le enerva toda la sangre como para entrar en batalla, donde evoluciona in crescendo una tonadilla de guerra con un final de ladridos de perros; y, los del Grau soltaban esa musiquita del oeste fabricada por Ennio Morricone, con relinchos y trotes de caballos chúcaros y una intención vengadora del Joven. Increíblemente era la primera vez que tres cines anunciaban matiné, vermut y noche simultáneamente. Ese día pedí a mi padre la propina de todo un mes por adelantado e hice méritos en su peluquería, suficiente para estar libre desde las siete hasta las once de la noche de aquel sábado indeleble. Aún tenía 10 años y el cine era el mejor espectáculo que hasta entonces conocía por esos lares.

“El regreso del dragón” (1972) con Bruce Lee, “Por un puñado de dólares” (1964) con Clint Eastwood y “Tarzán y la mujer leopardo” (1946) con Johnny Weissmüller Kersch, fueron las carteleras que jamás nunca estuvieron en una misma noche compitiendo por ganar ávidos cinéfilos en la selva nororiental del Perú. Los tres cines ganaron y abarrotaron sus salas como nunca en seis funciones de sábado y domingo. Los cinéfilos baguagrandinos estuvieron a empujones en la cola de los boletos y turnarse para estar corriendo para ir a matiné al Grau, vermut al Dora y noche en el Tropical. Desde lugares tan distantes como Cajaruro, Naranjitos, Morerilla, Miraflores, Jamalca, El Salao, Ñuñajalca, Gonchillo, San Luis, hicieron del sábado y domingo la mejor fiesta del sétimo arte, cuando aún se debía esperar obligado la noche para ver una película.

EPÍLOGO:
Ninguno de los tres cines de la época de mi evocación personal funciona ya en Bagua Grande ni el cine Oscar que salió a fines de los 80 muy lujoso y prometedor. Con la llegada de la televisión y el beta en los 80, el VHS en los 90 y el DVD en los 2000 se acabó la función para estos colosos de las concentraciones masivas. Uno puede seguir re-viendo estas películas en calidad DVD o Blue Ray y hasta si se quiere las mismas películas, pero la magia del cine es que no es lo mismo ver una película en solitario –aun con tu canchita y tu chocolatito al lado para simular la ocasión-, por mejor que sea el equipo con imagen de plasma y un soundround, otra es verlo en un cine de manera socializada, es otro el sentimiento, la actitud y la emoción como espectador. Ir al cine era una manera de socializarte y encontrarte con otros cinéfilos, mirar nuevos derrier, siriar o pretexto de encuentro para encontrarte con la Margaracha, compartir las bromas de pegarles chicles en el pelo a los que se quedaban dormidos, asociar a un protagonista de escena con algún doble de algún cinéfilo en la sala, pegar grandes gritos y silbidos de reclamos cuando se cortaba el rollo, esperar el intermedio para comprar los chicles, caramelos, y mirar las caras de los que llegaron después del inicio de la peli. El cine es todo un arte del que se nutre e intercambian con la literatura: Le ayuda mucho a un narrador ser un cinéfilo, pues allí están las técnicas que funcionan tanto para el cine como para la novela: flashback, contrapunto, soliloquios, close up, desorden cronológico, el monólogo interior, saltos cualitativos, las cajas chinas, dato escondido, las mudas, etc. No olvidemos que muchas obras literarias han pasado al cine, trasvasadas y adaptadas en guiones cinematográficos. Cine y literatura son como la media y el zapato.





Lambayeque, marzo 06 de 2010

¿POR QUÉ LOS EVENTOS LITERARIOS NO SON ACTOS MASIVOS?


CONGLOMERADO CULTURAL
Promoviendo integración de creadores
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“Noches de cuento & poesía”
El espacio Azul Norte Poético-Narrativo
Año VII
(2004-2010)



¿POR QUÉ LOS EVENTOS LITERARIOS NO SON ACTOS MASIVOS?

Por Nicolás Hidrogo Navarro




Actualmente, el sentido común de los lectores coyunturales no considera ya a la lectura como un acto de placer y una etiqueta de engrandecimiento léxico y cultural, sino un hecho obligatorio, condicional y que sólo se da en el terreno escolástico por pura obligación condicionada de una nota. El tema de conversa juvenil predominantemente no son los libros, sino el futbol, los grupos de rock, el avance argumental de las telenovelas o la aparición de una saga de película más violenta que la anterior, el surgimiento de una nueva versión de play station, el surgimiento de un nuevo buscador de amigos en internet, etc.
Los eventos literarios no son masivos porque sus formatos de presentación con pocos creativos –casi siempre suelen tener un auditorio pasivo-. Porque los intereses literarios sólo le incumben a los poetas/narradores, editores y promotores. Porque al no haber cultura de lectura no hay expectativas. Porque la prensa considera que la cultura no vende y ningún poeta estaría en condiciones de pagar un publirreportaje. Porque el marketing publicitario de escritores nacionales se circunscribe a cada vez a menos escritores con cartel: un evento donde se asegure la presencia de Mario Vargas Llosa, Oswaldo Reynoso, Alfredo Bryce Echenique o algún ganador coyuntural de un premio nacional o internacional, tendrá asistencia. Porque la tendencia mundial del tiempo libre del hombre modernos s buscar espacios de entretenimiento y diversión y la literatura pareciera ya no ofrecer eso. Porque los mitos literarios de los autores consagrados se vienen perdiendo y es más fácil comprar el DVD de su conferencia ante que verlos en vivo. Porque como no se cobra el ingreso a los eventos literarios, se tiene la idea que lo que ocurra dentro no tiene valor. Porque a la gente le interesa poco la literatura y dentro de su menú de preferencias de inversión comprar un libro está en última prioridad y menos a perder tiempo una noche en un local cerrado y con una aburrida lectura, una copiosa y cansina presentación que lo obligan a uno aplaudir sin saber porqué. Porque los apoyos a los eventos literarios son inexistentes. Porque no existe una cultura continuada y coherente de promover la literatura desde la propia escuela. Porque el proceso de alienación cultural sigue galopante, un duelo de asistencia entre un presentación paralela y simultánea entre el creador de “Crónica de una muerte anunciada” y los creadores de “The Black Álbum”, dejaría deslucido de público ochentero y noventero a nuestro genial Gabo. La gente quiere espectáculo, glamor, licenciosidad, arrebato, disolutez, interactividad, quiere soltar las amarras de adrenalina y romper cualquier protocolo se atención y silencio que demandaría una presentación de un texto.

¿En qué enriquece intelectual y educativamente un espectáculo musical distorsionador de la identidad cultural de doña Fabiola de la Cuba –la que no sólo cobra entre 20 y 100 soles la entrada, imposible para los pobres, sino que recibió unos $15,000 del Congreso de la República gestionados por el presidente de este poder como subvención a un espectáculo cultural con fines comerciales y propósitos lucrativos- o de doña Tania Libertad? “VEto”.

Que los eventos literarios no son actos multitudinarios, es una constatación lamentable y pareciera irreversible y casi de resignación de verse las caras y leerse los poemas entre los mismos Melquiades de la palabra.
Los eventos literarios son autoconvocados y concurridos por los mismos creadores y como éstos no son muchos –cada pueblo o ciudad del Perú, donde hay actividad literaria, a excepción de Lima, no tienen más de diez elementos activos- y como los lectores son cada vez menos, hasta los curiosos y diletantes del pasado se han reducidos.

El reduccionismo al que se ve cada vez en los públicos de eventos literarios es porque la literatura no es un espectáculo de entretenimiento, sino un acto intelectual y creador de análisis, reflexión y que obliga a la lectura, al debate, a la interpretación hermenéutica e interrelación de sus asistentes. En toda acto literarios hay dos tipos de público: el pasivo (público asistente sin mucha expectativa, no pregunta, no debate, no cuestiona, no valora, está esperando que acabe el acto para comer los bocaditos, tomar el brindis y salir huyendo); y, por supuesto, un público minoritario activo que está interesado en interactuar como preguntar, opinar, indagar, etc.
Dentro de las modalidades de promoción literaria en el Perú se tienen formatos como:
a) El recital clásico:- Lectura de poemas con un panel de invitados. Hay una breve presentación del evento y los participantes o muchas veces autopresentación. Cada uno de los poetas programados lee dos o tres poemas, vienen los aplausos y el siguiente. Un intermedio musical. Terminan de leer el resto de invitados. Brindis de honor o bocaditos si los hay. Fotos. Fin.
b) El recital moderno:- Lectura de poemas con un panel de invitados. Hay una breve presentación del evento y los participantes o muchas veces autopresentación. Cada uno de los poetas programados lee dos o tres poemas, vienen los aplausos y el siguiente. Un intermedio musical. Terminan de leer el resto de invitados. Se generan preguntas del público sobre la calidad de lo leído o sobre el acto inspirador. Brindis de honor o bocaditos si los hay. Fotos. Fin.
c) El recital innovador:- Lectura de poemas con un panel de invitados y comentaristas. Hay una breve presentación del evento y los participantes. Cada uno de los poetas programados lee dos o tres poemas, vienen los aplausos y el siguiente. Un intermedio musical. Terminan de leer el resto de invitados. Se producen sendos comentarios hermenéuticos, deconstructivos, estilísticos, semióticos o pragmáticos sobre la valoración de los textos leídos. Se generan preguntas del público sobre la calidad de lo leído o sobre el acto inspirador. Brindis de honor o bocaditos si los hay. Fotos. Fin.
d) La presentación de textos tradicional.- Se inicia con el himno nacional. El presentador da cuenta de la biografía e importancia del autor. Un presentador hace un panegírico del autor y señala las bondades del texto. A continuación hace uso de la palabra el autor del texto para expresar su agradecimiento. Se da un número artístico. Brindis de honor. Se procede a la venta y firma de los textos. Fotos y entrevistas.
e) La presentación de textos moderno.- El presentador da cuenta de la biografía e importancia del autor. Un presentador hace un análisis exhaustivo del texto señalando sus elementos de aporte. A continuación hace uso de la palabra el autor del texto para expresar su agradecimiento. Se da un número artístico. Brindis de honor. Se procede a la venta y firma de los textos. Fotos y entrevistas.

El público de los eventos literarios
Una de las preocupaciones de todo organizador o promotor literario es la “cantidad” de asistentes. El éxito se suele medir en función de llenos, medios llenos o vacíos de auditorio. Pero en literatura un lleno de gente no es un lleno de taquilla: uno, porque los eventos literarios en el Perú no suelen ser pagados. Dos, porque muchas veces puede estar abarrotada de publico dormitante que llega a cumplir con el familiar o amigo que está de pláceme literario esa noche. Lo fundamental en literatura es captar un público, no solamente los mismos Melquiades del gremio, sino un público juvenil que esté interesado en valorar el texto e iniciar sus andanzas literarias como continuadores de esta generación.
Los eventos literarios no sólo están condenados a ser actividades con una conformación espectadora de 10% organizadores, 50% los mismos partner del oficio, 20% de familiares y amigos de las figuras de mesa; 10% diletantes de la cultura global, 10% publico curioso ocasional y nuevo para aprovechar el sanguchito y el traguito al final, sino fundamentalmente a tener concurrencias reducidísimas y casi con un inasistencia proverbial de los propios profesionales que fungen de profesores de Lengua y Literatura en aulas escolares y universitarias. Amén de autoridades de la educación y la cultura.
Previsoramente creo que el destino de las actividades literarias y su concurrencia se verá reducida a reuniones casi ultrasecretas a lo francmasón y a un grupo de iniciados que al reunirse pocos, se verá como una sociedad secreta al muy puro estilo de “La sociedad de los poetas muertos”. Sin embargo, el pesimismo no debe cubrirnos como un manto obcecante se tiene que estimular desde la escuela la pasión por la lectura, la valía de los escritores, la importancia del aprendizaje extraescolar a través de recitales, conferencias, paneles foros, seminarios, presentación y comentarios de textos. Muchas veces, fuera de la escuela se aprende a ser mejor lector y a iniciarse en el fascinante mundo del escribir por pura imitación, admiración y emulación de otros que nos llevan la delantera.

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ORGANIZACIÓN FUNCIONAL
CONGLOMERADO CULTURAL-LAMBAYEQUE-PERÚ

NICOLÁS HIDROGO NAVARRO
Coordinador General

TERESA LILIANA MENOR ALARCÓN
Coordinadora de Noches de Cuento


LUIS ANTONIO HEREDIA GONZALES
Coordinador de Noches de Poesía


JAVIER VILLEGAS FERNÁNDEZ
Coordinador Noches de Libros


COMENTARISTAS OFICIALES

NOCHES DE CUENTO
Fernando Odiaga González

NOCHES DE POESÍA
Antonio Castro Cruz

ASESOR
Estuardo Deza Saldaña

COLABORADORES
Arturo Bravo Flores
Maritza Cabrera Arteaga

SOCIOS HONORARIOS
Mario Viteri Fernández
José Guillermo Vargas Rodríguez



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Pasión por la literatura
¡¡¡Somos Conglomerado Cultural, fuego que quema y transforma, somos el verbo y la palabra hecho poesía!!!
Espacio de creadores para creadores y amantes de las artes


Enviar trabajos a los correos:
http://es.f266.mail.yahoo.com/ym/Compose?To=conglomeradocultural2005@yahoo.es
conglomeradocultural2009@gmail.com
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hacedor1968@hotmail.com

Tfno. (074)978863151 / (074)979280680 / (074) 773923
Dirección: Calle Dos de Mayo Nº 751-Lambayeque-Perú.

GALERÍA LITERARIA
POETAS DEL MUNDO
LOS QUE HICIERON Y HACEN HISTORIA EN EL CONGLOMERADO CULTURAL-LAMBAYEQUE-PERU.2004-2009
Todos ellos pasaron dejando una huella imborrable, una experiencia significativa.

Nuestra política, la literatura; nuestra pasión, escribidores; nuestra obsesión, hacedores de la palabra.
A) NARRADORES
Rubén Mesías Cornejo, Joaquín Huamán Rinza, Jorge Fernández Sánchez, Hugo Rojas Mendoza, Dandy Berrú Cubas, Nicolás Hidrogo Navarro, Marcoantonio Paredes, María Elena Flores Alvitez, Antonio Castro Cruz, William Célis Guerrero, Teresa Menor Alarcón, Abraham Ibáñez Meléndez, Rocío Ríos Arroyo, Juan Montenegro Ordoñez, Roxana Ayasta Seclén, Gerardo Carrillo Burga, Brander Gonzáles López, Juan Carlos Flores Tucto, Marles Eneque Solano, Paul Muro Losada, Fiorela Sánchez Lapoint, Mabel Díaz, Alejandro Suyón, Guillermo Figueroa Luna, José Puga Mendoza, Juan Carlos Briones Dávila, José Antonio Ibáñez, David Huanilo, Carlos Bancayan Llontop, Zoila Gonzáles Rivas, Carlos Muro Yovera, Arturo Bravo Flores, Antonio Serrepe Ascencio, Anders Bocanegra Mendoza, Antonio Castro Bernal, Luis Alberto Hurtado Ramírez, Manuel Burga Altamirano, Víctor Contreras Arroyo, Javier Villegas Fernández, Rully Falla Failoc, Miguel Garnett Jonson, Willy Edilberto Salcedo Cueva, Dagoberto Ojeda Barturén, Alex Miguel Castillo Ventura, Wilfredo González Aponte, César Boyd Brenis, Rofo Romero, Edgar Ferreñán, Nadie Huamán, Jorge Fernández Espino, Harold Glenn Castillo Peralta, Josué Aguirre Alvarado, Ángel Hoyos Calderón, Alejandro Max Salas Zorrilla, Rolando Vasallo, Milena Alfaro, César Fernández, Gina Hurtado, Andrés Gonzalo Díaz Angulo.

B) POETAS
Ernesto Zumarán Alvites, Salomón Valderrama, Eva Velásquez, Nicolás Hidrogo Navarro, Marcoantonio Paredes, María Elena Alvítez Flores, Manuel Burga Altamirano, Carlos Bancayán Llontop, Jorge Fernández Espino, Magali López Solórzano, Jonathan Larrea Colchado, Teresa Menor Alarcón, César Limo, Naneska Alarcón Gonzales, Carlos Abel Araujo Pita, Fernando Odiaga Gonzáles, Rolando Barrios Sandoval, Juan Felipe Chilón, Antonio Castro Bernal, Julio César Porras, Cesar Alexander Limo, Stanley Vega Requejo, Jomara Hidrogo Cabrera, Ana Miranda Salazar, Rocío Ríos Arroyo, Ronald Calle Córdova, Carlos Briones Dávila, Arturo Bravo Flores, Matilde Granados Requejo, Luis Alberto Hurtado Ramírez, CHACO GIL, Nevenka Waterdolsfer, Ronald Calle Córdova, Marles Eneque Solano, David Villena Reyes, Henger Capuñay Fenco, Javier Villegas Fernández, Diego Lazarte, Fredy Alcalde, Susy Violeta Morales Coz, César Emiberto Gastelo Guevara, Tomás Serquén Montehermoso, Guillermo Ortiz Suàrez, Carlos Santamaría, Guillermo Fernández, José Ramírez, Enrique Ríos, Néstor Cerna, Percy Espichán, Alberto Zelada, Edgar Palacios, Alex Miguel Castillo Ventura, Juan José Soto Bacigalupo, Melissa Ramírez Arévalo, David Núñez Baca, Miguel Otero Zapata, Elier Tayo Cubas, Mercedes Orduña Tiravanti, Wilfredo González Aponte, Luis Heredia Gonzáles, Ronald Gino Segura Guerrero, Elena Herrera Nisshioka, Joel Cruzado Guerrero, Robinson Velásquez Díaz, Sixto Ronald Chuque Díaz, Luis Felipe Arce Torres, Feliciano Mejía Hidalgo, Alejandro Medina Bustinza, Ulises Valencia, Cromwell Pierre Castillo Cabrejos, Jorge Luis Obando Rojas, Lucía Lorena Cusman Castillo, José Pablo Quevedo, Raúl Gálvez Cuellar, David Céspedes Huamán, Alberto Maco Camizán, Leyser Gonzáles Chumacero, Hellen Llempén Piscoya, Miguel Cabrejos Gines, Juan José Gines Rachumí, Pamela Verástegui Odar, Gina Noblecilla Hurtado, Onelia Ardiles, Omira Bellizzio Poyer, Ernesto Facho, Leonardo Serrano, Josué Barrera.


C) COMENTARISTAS
Antonio Castro Cruz, Milton Manayay Tafur, Elmer Llanos Díaz, Fernando Odiaga Gonzáles, Nicolás Hidrogo Navarro, Manuel Patiño López, Jesús Paiba Samamé, Teresa Menor Alarcón, Javier Villegas Fernández, Stanley Vega Requejo, Julio César Díaz Castro, Carlos Bancayán Llontop, Walter Alva Alva, José Wilson Gómez Cumpa, Guillermo Figueroa Luna, Jorge Fernández Espino, Juan Gamarra Romero, Julio Díaz Merino, Paul Muro Lozada, Juan Félix Cortez, Carmen Sialer, Henger Fenco Capuñay, Pedro Caicedo, Luis Heredia Gonzáles, Marco Arnao Vásquez, Jesús Aquino, Gilbert Delgado Fernández.

d) Ponentes
Nicolás Hidrogo Navarro, Fernando Odiaga Gonzáles, Carlos Bancayán Llontop, Joaquín Huamán Rinza. Juan Montenegro Ordóñez, Luis Ángel Delgado Flores, Guillermo Figueroa Luna, Bruno Buendía Sialer, Marcoantonio Paredes, Luis Heredia Gonzáles, Julio César Díaz Castro, Luis Sánchez Agurto, Miguel Ángel Huamán Villavicencio, José Pablo Quevedo, Raúl Gálvez Cuellar, Javier Villegas Fernández.

e) círculos invitados PRESENTADOS EN PLENO
“Avanzada Cayaltillana”-Cayaltí. , “Legión”-Trujillo, Asociación Escritoras Norteñas-Base Trujillo, Asociación de Mujeres Panamericanas del Perú - Filial Trujillo, Signos-Lambayeque, AEDOSMIL, “”27 en español”-FACHSE-UNPRG-Lambayeque.

f) libros/REVISTAS presentados EN EL ESPACIO
“Metáfora”- Conglomerado Cultural, “A esa hora del día” de Nicolás Hidrogo Navarro, “Piedra fuerte” de Luis Ángel Yomona Yomona, “Danza ominosa” de Stanley Vega Requejo, “Dioses, hombres y duendes”, “Coñuma: la pasión por la ternura” de Rully Falla Failoc, “Pizzicato Labio” de Luis Boceli, “A ojo de pájaro” de Miguel Garnett Jonson, “La clavícula de Salomón” de Miguel Lazarte, “Certerni”, de Paul Muro Lozada, “Canto gris” de César Emiberto Gastelo Guevara, “Día de la Luna ” de Susy Violeta Morales Coz, “En la puerta del infierno”, de Willy Salcedo Cueva. “Desde las orillas del Utcubamba” del Círculo Literario Todas las Sangres, “Esa casa que soy yo” de Guillermo Ortiz Suárez, “Palabra sobre los abismos” de Juan José Soto Bacigalupo, “El amor es más…” de Javier Villegas Fernández, “Todavía el paraíso” de Ernesto Benigno Zumarán Alvitez, “Los cupisniques: antecesores de los mochicas” de David Ayasta Vallejo, “Morir en Puerto Tamborapa” de Nicolás Hidrogo Navarro, “Poliedro” de Carlos Bancayán Llontop, “Las noches de mi alba” de Alex Miguel Castillo, “Lima o el largo camino de la desesperación” de Carlos Oliva, “Madrugadas entre brujos y curanderos” de Rosa Berenice Contreras Calderón, “Canto épico a Micaela Bastidas y el encuentro de dos mundos" de Maruja Tafur Núñez, “Los Ángeles También Cantan” CADELPO & José Guillermo Vargas Rodríguez, “Atake lírico”-Revista de ideas y placer-Luis Lagos, “Por los caminos de La Libertad ” de Mercedes Orduña Tiravanti, “El cuadro” de Arturo Bravo Flores, “El parque está lleno de fantasmas y otro poemas” de William Smith Piscoya, “Blue monn of Kentucky” de Ricardo Quesada, “Flor Carlota y Juan Clavel” de Juan Flores Arrascue, “El país de los sueños” de Feliciano Mejía Hidalgo, “Runa Cas(z)a de poesía”, “Revista peruana de literatura”, “Cuentos del abuelito Auki” de Nadie Huamán, “Cantata al silencio” de Robert Jara, “Los olvidos encontrados” de Juan Félix Cortés, “Galletitas de limón” de Josué Aguirre Alvarado, Revista “Alfarero”, por Diómedes Morales Salazar, “El espectador invisible” de Ángel Hoyos Calderón, “Antología poética Norteña de ternura sensual”, de Maritza Guanila Prada, “Inmigrante a palos”, “Nos vemos en Suecia” de Luis Miguel Bracamonte Salazar, “Valiosos aportes literarios y culturales entre Perú y Francia” de Samuel Cavero Galimidi, “Mortero II”, “Función social del periodismo” y “Poemas, cuentos y canciones para niños” de Idelfonso Niño Albán, “Un mensaje para ti”, “Desde el amor”, “Creciendo en el dolor”, la revista cultural “Ahora y siempre Nº 27” Carmen Torres Tello “Tata”, Revista Internacional “An” Arte y Cultura, N 02 de Moraima León Saénz, ““Poética piurana de las postrimerías: sus pulsiones seculares y sus rasgos divergentes” de Ricardo Santiago Musse Carrasco, “ La Casa de Nené” (Novela) de Santos Miranda Rojas, “Vida, pasión y muerte de Eloy Alfaro” (Novela) de Eduardo Bravomalo Matamba “En el país de los cuervos” de Eddy Miyashiro Salas, “Florcita y los invasores” de Eduardo González Viaña, “Aptitud Lógico-Verbal” & “Ortografía general” de Julio César Díaz Merino, “El botón dorado y otros cuentos” de Eber Zárate Bustamante, “Homenaje 150 aniversario del glorioso colegio San José”-Chiclayo· De Estuardo Deza Saldaña, “La educación una herida abierta” del Dr. Jorge Chávez Peralta-Trujillo, "Quebrar la flecha del tiempo con amor". de José Guillermo Vargas Rodríguez, “Diálogos de papel” de Lucinda Martínez Zuzunaga, “Arquitectos del alba” selección José Guillermo Vargas Rodríguez , “Hora Zero-Los broches mayores del sonido” de Tulio Mora .



H) ARTISTAS o grupos INVITADOS PRESENTADOS
Onelia Ardiles “La de la alta voz”, “Víctimas del vacío”, “Edgar Dante Saavedra e hijos”, Nelly Lozano Alva, “Trío Los Astros”, “Neper-Perú- Víctor Contreras”, Dagoberto Ojeda Barturén & Walter Casaró, Dora Luz Ñïque Alarcón, “Herencias” e Ivan Santamaría, Humberto Gamonal, Miguel Reynoso Córdova “El Decimista”, Krystal Alejandra Ayala Álvarez “La de la meliflua voz”. Víctor Buleje Moreno “El paladín del Norte”, Clara Belén Senador Puicón, “La niña prodigio”, Luis Heredia y “The Cholos”, Julia Saavedra y elenco de décimas, “Ana Flores: Tondero y Marinera”

I) homenajeados en vida
Alfredo José Delgado Bravo, Carmen Torres Tello “Tata”.

J)PANELISTAS LITERARIOS
Pedro EsTrella, Alex Neyra, Edgar Ferreñán, Fernando Odiaga, Luis Maco Camizán


“Entré a la literatura como un rayo; saldré de ella, como un trueno”.
Guy de Maupassant



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